Sin eufemismo algunos historiadores peruanos denominan como Guerra del Salitre lo que nosotros conocemos como la Guerra del Pacífico. Aunque ambas denominaciones pueden ser correctas, la que nosotros usamos ponen el acento en el espacio geográfico en el cual se desarrolló el conflicto en tanto la otra enfatiza lo que sin duda fue la verdadera causa, la posesión de los territorios, en el Norte de Chile, que es el único lugar del mundo en el cual se encuentran los yacimientos de nitrato de sodio (salitre) natural.
Sin entrar a explicar los múltiples detalles que desencadenaron la Guerra, sólo digamos que Chile enfrentó, por segunda vez en el siglo XIX a Perú y Bolivia, pero las causas del anterior conflicto fueron muy distintas. Aunque Chile triunfó en ambas guerras ya veremos lo que ganó con la Guerra del Salitre.
En Mayo de 1879, como respuesta a una sugerencia de la autoridad militar de la Provincia de Colchagua, el gobierno decidió crear una Brigada de Artillería en el Puerto de Matanzas y una Compañía de Caballería, atendiendo al hecho de que Matanzas era un importante Puerto por el cual salían casi todos los productos de la Costa y a la buena voluntad manifestada por la población.
El Regimiento de Colchagua se embarcó hacia Antofagasta el 12 de Febrero de 1880 tras lo cual participó en dos memorables Batallas: Chorrillos y Miraflores.
Muchos soldados jamás volvieron; otros, lo hicieron mutilados. Pero hay aún mucha historia que desenterrar respecto a esto.
Algunos casos: cuando comenzó la Guerra Juan de Dios Jería, que vivía en la Lagunilla con su esposa Margarita Jeria, se enroló en el Regimiento Colchagua, dejando a Margarita sumida en la incertidumbre y la tristeza. Las noticias que llegaban, tardías y escasas, “hablaban de heroicas hazañas realizadas en tierras extrañas y de montones de cadáveres, cuyos huesos blanquearon bajo el sol del desierto”.
Hasta ahora no conocemos registros de cuántos fueron a la guerra desde nuestras tierras, ni cuántos quedaron para siempre formando parte de las arenas del desierto.
-Se asegura que los peruanos quemaron a nuestros soldados, i resulta que esas piras del campo de batalla, han sido encendidas por las ambulancias en beneficio de los heridos como una medida higiénica en todos los campos de batalla – leemos en un documento publicado en los Cuadernos de Historia Militar. Esto lo ratifica el historiador Vicuña Mackenna quien afirma que” la hoguera es por cuestiones sanitarias y no de barbarie”.
Y la última etapa de este drama se produjo hace muy poco: a raíz del estallido social los restos del soldado desconocido que descansaba en la tumba a los pies de la estatua ecuestre del General Manual Baquedano debieron ser retirados de ese lugar y desconocemos su actual ubicación.
¿Qué Ganó Chile y Navidad con la Guerra del
Salitre?